Los hábitos hacen al monje, Jorgelina.
Y sabés de que hábitos hablo. Los que repetimos día a día, hora a hora. Es como si ellos NOS REPITIESEN A NOSOTROS.
LOS HÁBITOS NOS HABITAN.
Por ejemplo, el de gratificarnos comiendo cosas ricas, cuando estamos tristes, o cansados, o desanimados.
Y compensarnos con comida cuando sentimos que nos nos quieren, o no nos reconocen en nuestros valores y actos.
Si bien cualquier momento es propicio para empezar a cuidarse con el peso, y ponerse en forma, no es aconsejable hacerlo poniéndonos plazos imposibles. Si hay algo que tiene que trabajar un paciente con problemas de sobrepeso y obesidad es con la autoestima y la tolerancia a la frustración.
El tiempo es una entelequia. Y el mañana nunca llega. Menos el lunes, día de empezar la dieta.
Si uno ha decidido empezar una dieta, el momento de comenzar a llevarla a la práctica es «YA».
Ahora.
Una característica común a todos los trastornos de alimentación reside en otro ámbito: la imagen corporal. En todos ellos hay una distorsión de la imagen corporal.
Como cosas ricas. Me quedo en casa. No salgo porque me siento gorda. La ropa me queda apretada. Tengo que bajar de peso. Hacer dieta. Pero el lunes. Hoy voy a quedarme en casa así no gasto. Y me veo la novela.