Marisa quiere ayudar a su marido, gordo consuetudinario pero interesado en mejorar su estado físico, deportista de toda la vida. 
Y para hacerlo hace dieta con él. Ella que, sin ser flaca aprendió este hábito de cuidarse con lo que come y con su actividad física, hace dieta con él. Deja de comer las cosas que le gustan y puede comer para que él baje de peso.
Y él, Ernesto, hace dieta con ella y en cuanto sale con sus amigos, o va al trabajo la engaña.
Sí, come cualquier cosa. 
Una vez, en una oportunidad, bajó de peso. Luego de eso, sus intentos fueron débiles y oscilaba en un descenso que no era ni mantenimiento.
Marisa se angustió mucho. Se sentía con ganas de gratificaciones que no se dab para ayudarlo a él, para acompañarlo, porque a él le costaba.
Un día se cansó. Encontró, luego de una semana de dieta rigurosa, y un par de kilos menos, papel de golosinas en sus bolsillos. 
-Basta. Yo no soy mas la boluda que come con él pan y cebolla mientras él cena manjares afuera. 
Y de ahí en más Ernesto empezó a no poder bajar, y a subir de a poco lo que había bajado gracias al apoyo de su mujer, pero sobre todo, a su propia actitud comprometida con el bienestar. 
Sólo que una cosa es el desafío de bajar de peso, y otra bien distinta es aprender a aceptar dejar el capricho del picoteo, y de las comida de más. 
Muchas parejas en las que un miembro sufre de obesidad o sobrepeso, o de algún tipo de descontrol en la conducta trasladan a su pareja estas dificultades. Y terminan desgastando la pareja con estos «engaños». 
Infidelidad con el propio proyecto, que se traslada a la infidelidad con la pareja. No sólo se puede ser infiel teniendo sexo afuera. Mientras hay abstinencia en casa. (O no la hay, ojo)
La infidelidad pasa por la falta de confianza que genera quien no es coherente con sus propios deseos. 
Ser fiel es una apuesta a poder llevar a cabo proyectos juntos sin estafar al otro.
La dieta es algo que cada uno debe asumir por sí mismo. Cualquier otra forma de hacerla es beneficiosa si no es a expensas de la pareja, la amistad, el entorno.
Porque un gordo suele ser una persona desbordada, Y si bien pide un limite cuando es consciente de lo que quiere mejorar, lo boicotea no bien ve un plato de algo que le gusta.
El amor se demuestra aprendiendo a compartir debilidades y virtudes. Y a ejercitar el no de manera responsable y personal.
¿Marisa y Ernesto seguirán juntos? ¿bajará él de peso sin ayuda de ella?
Esta novela seguirá.